Yo no sé de milagros exprofesos,
ni de compromisos lanzados
sobre el océano de los infortunios,
cuando el mar de lágrimas está
picado por las tormentas del destino.

Desde allí, son tus ojos dos milagros.
El primero, como faro🔆, la suerte de hallarte.
El segundo, es el instante luminoso🔆
en que verdaderamente me miras.

Eres tú quien insufla mi paradigma
de verdades: de creer en tí, de saber de tí,
de confiar en tí, de conocerte a tí,
de bifurcarme en tí, de amarte a tí...

Hoy, no sé de cierto si soy aún
mexicano y guadalupano. Sin embargo,
al final de mi navegación tendré
la certeza que, por mucho tiempo,
fui devoto de aquella mujer llamada L…

08/24/2025

Author's Note: Para L.

Posted on 08/24/2025
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