Este sabor de muerte,
de irnos, inconmensurable!
Permanece en la boca
su sabor a verdad que entristece.

Por qué procedemos con razones,
al acaecer esta vida vivida,
por evidenciar un fruto que,
irremediable, ha caído del árbol.

Esperando estamos desde ayer,
a que nuestro turno llegue ahora.
Que se dilate, o que se apure,
lo qué sea que no nos duela!

Viene de aducirse su descomunal
encuentro, su velo mecido al aire frío,
transita al ambiente el dulce hedor
del rigor, de la inanimada carne.

Ya no veremos en tí lo que reconocemos,
lo que dijeron de tí, lo que decíamos
de tí, lo más esencial;
no hay rastro de ello sobre tu cuerpo.

Y yo no quiero ser inmortal.
Pero cuando este lúcido sueño se termine,
ahí, ahí sí que quiero estar!
Contento y algo rendido; amén y que haya
una veladora para mí en casa...

11/01/2021

Author's Note: Para mí...

Posted on 11/01/2021
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