Durante día y medio
estuvo azotando la ciudad
El viento de Todos Santos.
Ella, lo percibió como
un frío tremendo que ahuyentaba
a la vida, que desprotegía
su creencia en aquella vida posterior.
Le dejaba desprovista de seguridad
y de sentimientos.
Entonces, sacó su ropa de invierno
y cubrió la desnudez que
desde el verano portaba,
la que exhibía el rotundo no
a la mentira y al agnosticismo,
y por primera vez en su vida,
se descreyó.
Durante el día y medio que
permaneció así, vinieron
Los Difuntos a buscarla, a hablarla
a conmiserarla, a alaciarle
los miedos...
Y pasado el Día Dos,
al tercero, se volvió a desnudar
y se expuso a su muerte,
pues dejó de sentir El Frío,
a la gente y a su entorno.
Pero en esta confusión,
lo que creyó sentir no fue
El Final de sus días,
sino el comienzo de una libertad
infinita, que provino inicialmente
de esos, de días de Todos Santos,
y que después le llegó a abrigar con
una nueva creencia ontológica:
Ser, de los que no mueren,
no mienten,
no sienten el frío ni el calor;
de los que están vivos
porque hablan de La Otra Vida!

11/03/2020

Author's Note: Desde el Mictlán...

Posted on 11/03/2020
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