-Esta mañana te vi, claramente, en un recuerdo de los sueños.
De esos que se disipan pronto pero que dejan su sabor porque son intensos.
En tal intensidad recordé, de años su linaje, todo el detalle claro de tu rostro.
Tu sonrisa maniquea de luna creciente. Ánimo! qué hasta tus ojos color de miel
disfruté! Recuerdos... Un solo color, en esa boca carnosa pintabas; un fruto
circular color arándano pretendía emerger, intransigente como silueta, de lo alto
de tu seno, banalmente oculto por tu blusa blanca de aquellas mañanas con sol.
Ingrato saludo! Solo por hacer me alterabas matutino...

-Hace muchos años, recuerdo que me miró un hombre y me amó.
No se quedó con nada mío. Vino y despertó el acoso y la gratificación
de ser deseada verdaderamente, sin tocar, sólo con mirarme.
Pronosticaba en mis sueños el destino bondadoso y delicado,
que tendría mi cuerpo en sus manos si más hubiera deseado seducirme.
Y paró.
Un buen día deje de verle. Deje de sentir que me esperaba,
deje de percibir el olor de su loción doquiera que fuera a estar yo.
Deje de sentir, agradable y lasciva, la ruta de sus ojos
recorriendo mi espalda baja...
Esta mañana, de tan intenso el recuerdo,
regresé a la escuela en un nuevo sueño y le sentí.
A aquél que me amó en ese tiempo...

08/15/2017

Posted on 08/15/2017
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