Ven, Palabra,
la Unica.
Por tí me provoca
pelearte hasta el fin con mi alma
que celosa te contenga,
no seas libre y devore sólo para ella
hasta el final, tu poderoso concepto.

Ven Palabra,
virgen,
inacabada,
la que no estés hurgada,
la no infectada
por el manoseo de tu locución.
La que no te encontró
aun de tanto fornicarte
el poeta multiplicador.

Ven Palabra
a completarme.
En esa línea que parece falsa,
en el párrafo inverosímil,
en la letra que parece amor
y no lo sea.

Que tu apariencia
no exista en el parecer,
que no vivas rebuscada en los años.
Que estalles en lo anacrónico
y seas moderna.

Ahí, Palabra!
Colócate en el infinito,
seas rueda y engrane,
apiádate del espacio
y llénalo de mi ser.

Refléjame y permíteme
torearte
en inimitable faena;
qué no me acobarde y huya
al gramático burladero.
Sé a la vez
mi traje de luces
y el estoque de verdad.

Sé imagen,
concepto,
haz febril,
calculadora,
nube,
cielo llorón,
amistad
o empatía,
rechazo,
acción
y música.

Qué vengan a ayuntarse
los fantasmas y los siglos
por primera ocasión contigo,
en la cama perenne,
de sabana cana y sin macula,
que preparo todas mis noches
invocando tu sentido.

Qué si eres incluso partícula,
o lexicón, no dudaré que te usaré,
y vaciaré
sin reserva alguna de tu voz,
que sea griega o latina,
bien mezclada en la tinta que es mi sangre,
no importa que seas santa!

Ven, Palabra.
Que urge tu extravío
y tu razón,
ven a completarme.
Fíltrate desde mi alma
e ilumina con tu orgasmo literal
mi pensamiento.

05/01/2009

Author's Note: Al sagrado espacio que recibe al pensamiento en caracteres negros y ambiguos

Posted on 05/01/2009
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