Siempre he esperado los dias lluviosos.
Vivo el momento previo a la gran caída
sentado a la orilla de mi banqueta
imaginando la tragedia del agua
evaporandose sobre el pavimento.

Lloro primero.
Las ganas me vienen cuando hay calor
y el deseo de dormir invoca a aquel
viejo sueño donde todo lo que conozco está seco;
no tengo a nadie. Ocurre entonces que llueve
y se me desprende la alegria del alma,
y me despierta.

A punto el sol de contrariarnos,
besa tu boca y le conquistas, lluvia.
En la ardiente ciudad me evaporas el cuerpo,
y ya no estoy aquí: excitado me pongo en pie,
apurado por hacer a mi mujer lo mismo que contigo
hizo el sol, Divina.

No se puede dejar de llorar por un día así.

04/24/2005

Author's Note: A tí, mientras espero

Posted on 04/25/2005
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