Conocemos el fuego que da calma a la voz. Durante las horas de traicion confiamos en aquello que brinda placer a nuestro cuerpo, e insistimos. Al prodigar en derroche a la muerte conocemos que existimos, pero al hollar el pasto seco preguntamos a la tierra: ¿Estamos vivos aún?
11/12/2002
Posted on 11/12/2002Copyright © 2024 Oscar Martínez